Fútbol

El camino a seguir: Boca y La Bombonera vibraron con una goleada a Tolima

Por la 2da fecha del grupo G de la Copa Libertadores, Boca goleó a Tolima e hizo vibrar a La Bombonera con los goles de Pérez -en contra-, Benedetto y Zárate.

El equipo de Gustavo Alfaro tenía la obligación de lograr los puntos en casa, con un esquema totalmente ofensivo que buscaba imponerse de entrada. Los colombianos hicieron lo lógico: Buscaron cortar circuitos y lastimar de contragolpe, algo que casi lograron pero para la suerte azul y oro, no calibraron la mira.

Al Xeneize le costó amigarse con el gol, algo de lo que estuvo lejos ante el rígido bloque defensivo del rival y acompañado de la falta de creatividad que -con un medio compuesto por Nahitan Nandez e Iván Marcone-, no iba a lograr. Con más para reprochar que para elogiar, aunque con una tranquilidad que se percibía en el aire, Boca se iba al vestuario sin ventaja alguna.

El complemento tuvo el arranque letal que ameritaba, con un Alberto J. Armando convertido en un olla a presión de la cual se producían explosiones de aliento, las cuales llegaron para el bienestar del equipo: Sebastián Villa luchó, cruzó para Mauro Zárate que giró y consiguió un tiro libre. El ex Vélez tomó la pelota y ejecutó un centro cerrado que se desvió en González para abrir el marcador. Con el marcador adverso, Deportes Tolima tenía la obligación de buscar más arriba, el peor error que se puede cometer ante este equipo de Alfaro que posee mucha ligereza para dañar con espacios en cancha.

Llegó el segundo, con una recuperación rápida, Zárate jugó para Emmanuel Mas, quien encontró al siempre efectivo Darío Benedetto. El cabezazo fue incontrolable para el arquero colombiano, que la sacó de adentro pese al esfuerzo.

Boca no regaló nada, se mostró insaciable pese a los dos goles de ventaja y rápidamente fue por más: Contragolpe bien hecho, como si hubiera sido algo de todos los días. Benedetto tocó para Carlos Tevez en el área, y Carlitos, lejos de ser egoísta pese a tener el arco de frente, pero muy presionado, tocó para Zárate, quien no perdonó y transformó en goleada el encuentro.

La gente puso el color en las tribunas y los jugadores respondieron como se debía: Julio Buffarini recreó su rabona, el equipo se prendió al "ole" generalizado en cada pase, dominó y tuvo a su merced la pelota. Nandez, el mismo Buffa y hasta Emanuel Reynoso fueron a disputar como si estuvieran perdiendo cada pelota. Algo se recuperó, el ADN, la identidad estuvo presente y el público lo supo y festejó. El camino a seguir es este, algo de mérito (¿o todo?) lo tiene Alfaro.

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